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¿La MLB permitió la batalla de jonrones de Sosa y McGwire para revivir el béisbol?

La batalla de Sosa y McGwire de la temporada de 1998  revivió el béisbol
La batalla de Sosa y McGwire de la temporada de 1998 revivió el béisbol / TIMOTHY A. CLARY/Getty Images
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ESPN se ha dado la tarea de mostrar momentos preciados del deporte. Luego de“The Last Dance” ahora llegó el momento de "Long Gone Summer" el documental que muestra la gran batalla de jonrones que sostuvieron Sosa y McGwire al final de los años 90.

Aunque fueron dos producciones muy distintas, me voy a detener en la lucha que protagonizaron Sammy Sosa y Mark McGwire, la cual se ha prestado para expresar teorías y debate de algunas situaciones.

El interés por el béisbol es algo que se ha venido perdiendo, según estadísticas de la MLB. Tanto así que la oficina del comisionado de las Grandes Ligas cada día se esfuerza más por desmejorar el pitcheo y darle más ventaja a los bateadores. Una última muestra fue el bateador designado universal.

Pero yéndonos más atrás en la historia, específicamente en 1998, las Grandes Ligas en ese momento venía de serios conflictos, entre los que destacó la huelga de 1994 que manchó el béisbol y tuvo un impacto negativo en la sociedad.

Necesitaban algo más que un batazo que dejara en el terreno al rival, una remontada épica o un campeón de Serie Mundial para que la gente se volviera a interesar en el deporte.

Sin saber qué hacer y con investigaciones comprometedoras sobre varios nombres de peso en el béisbol, dejaron que McGwire y Sosa dieran no solo una exhibición de poder durante 162 juegos, sino una disputa que rompió la, hasta entonces, marca vigente de jonrones en un año.

Todo fue fiesta ese año y no solo para las ciudades de San Luis y Chicago. La conversación predominante fue Sammy por delante de Big Mac o viceversa. Una prueba contundente es que 1998 ha sido una de las temporada más vista en la historia de la MLB con casi 2 millones de espectadores, 21% más que cualquier otra.

Además los números en asistencias a los estadios se infló de una manera desenfrenada con un promedio de 70.200 fanáticos que pagaban sus entradas por ver la guerra Sammy-McGwire o ver a su bateador de poder sacar la bola tan igual como ellos.

Sin embargo en los años siguientes, la aparición de sustancias para mejorar el rendimiento fue un nuevo tema que destapó cualquier cantidad de escándalos y esos mismos nombres que levantaron de sus asientos a los fans, mancharon el deporte y fueron vaciando las gradas para nuevamente hacerlo perder su popularidad.

Años después se han vuelto a dar cuenta que lo que más gusta es el jonrón y se espera que a diferencia de aquella vez, sepan dirigir una campaña que incremente el interés en los atletas y se sumen nuevos fanáticos o de lo contrario no habrá manera de ser tan popular como otros deportes.