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Los Nacionales ganaron la Serie Mundial con un equipo construido al estilo de la vieja escuela

World Series - Washington Nationals v Houston Astros - Game Seven
World Series - Washington Nationals v Houston Astros - Game Seven / Mike Ehrmann/Getty Images
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Los Nacionales de Washington pusieron broche de oro a una historia increíble por muchas razones. Entre ellas, porque su coronación en la Serie Mundial reivindicó el béisbol de la vieja escuela.

La tropa dirigida por Dave Martínez se sale del molde a cuanto a las teorías modernas del juego.

Como primeros del lineup tiene a dos hombres veloces, Trea Turner y Adam Eaton. No a jugadores como Aaron Judge y Mookie Betts, por citar dos ejemplos. En el medio de la alineación, bateadores de poder, como en el estilo clásico.

Martínez y su equipo parecen pasar de esta corriente sabermétrica que arropa al béisbol moderno. Y para asombro de muchos, demostraron que es posible ganar jugando de la forma tradicional.

Washington tiene cuatro abridores confiables y los lleva lejos, sin experimentos con los relevistas “situacionales” ni economía de innings lanzados. Poco hacen uso de los cambios defensivos y no se plegaron tampoco a la moda de echar mano a la figura del "opener".

En estos playoffs, en los que sacaron del camino a grandes equipos, entre ellos dos de los que tuvieron mejores récords en la temporada regular de MLB, Martínez no tuvo misterios en el manejo de sus lanzadores: usó a abridores como relevistas en las series cortas, pero siempre después del abridor regular.

Todo lo contrario de sus rivales en la Serie Mundial, los Astros de Houston. Tal parece que la gran enseñanza de esta temporada es que la entrega y la vuelta a lo clásico, no las estadísticas, son la mejor arma para ser exitosos.

No fue un camino fácil. Esta filosofía pudo haberle costado el puesto a Martínez al principio de la temporada, pero su gran mérito fue perseverar con su metodología.