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EL RELEVISTA | Miguel Cabrera tendría un cierre soñado de su carrera de la MLB si se retira con los Marlins

Miguel Cabrera debutó en las mayores con los Marlins en el año 2003
Miguel Cabrera debutó en las mayores con los Marlins en el año 2003 / Mark Cunningham/Getty Images
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37 años, más de 450 jonrones y casi 3.000 hits. Estos números son los que pueden verse en la hoja de vida de Miguel Cabrera como pelotero de la MLB en el presente. Una carrera brillante, que incluye dos premios MVP de la Liga Americana, una Triple Corona de Bateo y el titulo nobiliario de ser el mejor bateador venezolano de todos los tiempos. ¿Faltaría algo más? Es una pregunta difícil pero quizás la respuesta sea terminar su actividad en Miami, la ciudad donde todo comenzó.

Con solamente 20 años, el hoy en día líder de los Tigres de Detroit logró resonancia en Florida cuando el día de su debut conectó un cuadrangular para darle la victoria a los peces ante los Rays. Fue una premonición de las alegrías que la afición en la soleada urbe del sur de Estados Unidos tendría con el en ese entonces mejor prospecto de la organización del que hablaban cosas positivas. No se equivocaron quienes veían en él a una estrella en ciernes en el 2003.

Cabrera ligó 138 cuadrangulares con los Marlins y fue el candidato recurrente del equipo para el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en los cinco años que estuvo antes de ser cambiado a los bengalíes. Recién salido de la adolescencia era el más destacado en el lineup y fue cuatro veces al Juego de Estrellas para representarlos. Era el rey, en eso no había discusión.

""No es el poderoso bateador de otrora, que castigaba a los pitchers contrarios y solo con su presencia en el home presagiaba que venía algún tipo de castigo. No tiene eso pero aún tiene la sabiduría de la experiencia con algunos cuadrangulares más en la punta del bate" "

Gonzalo Rodríguez Crespo

Momentos icónicos del maracayero con los floridanos hay muchos, pero quizás ninguno como el jonrón que le dio a Roger Clemens, uno de los mejores abridores de las mayores para la época, en la Serie Mundial de hace 17 años con casi ninguna experiencia en la postemporada.

Que Miami fuese (y sea) uno de los mercados más pequeños de las mayores y la poca capacidad de pago que tenían los Marlins llevaron a la salida de Miguel de la organización. El momento llegó en 2004 y el destino elegido fue Detroit, donde vinieron sus mejores años en la gran carpa y la consolidación como una estrella.

Pero el devenir de Cabrera en el deporte está en su curva descendiente en la actualidad. No es el poderoso bateador de otrora, que castigaba a los pitchers contrarios y el que con su presencia en el home presagiaba algún tipo de castigo. No tiene eso pero aún tiene la sabiduría de la experiencia con algunos cuadrangulares más en la punta del bate.

Es una leyenda viviente de las Grandes Ligas. No lleva el ritmo trepidante de sus años mozos para tumbar marcas o alcanzar registros que están en el libro de récords. Ahora su paso lo lleva a acumular de a poco los números necesarios para terminar de concretar la lista de logros que van a certificar su entrada al Salón de la Fama de Cooperstown.

Están en Miami en una etapa de reconstrucción que ha dado buenos resultados este año. Un grupo de jóvenes talentosos unidos a veteranos rendidores y con hambre de triunfo están modelando un conjunto que va a dar de que hablar en el corto plazo.

Sumar la experiencia y el liderazgo de "Miggy" a estos resurgentes Marlins haría mucho más especial a este equipo. Podría incluso ser el escenario ideal para que alcance sus metas de 3.000 inatrapables o los 500 batazos de vuelta completa.

El obstáculo más grande es su contrato en Detroit (tiene garantizado hasta 2023) pero quizás logren un acuerdo que beneficie a todos y Cabrera pueda desembarcar de nuevo en Miami.