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EL RELEVISTA | Las metas que se puso Félix Hernández en ponches y victorias son realistas y demuestran su madurez

Algunos de los números que dejará Félix Hernández serán referencia para los venezolanos en la MLB por muchos años
Algunos de los números que dejará Félix Hernández serán referencia para los venezolanos en la MLB por muchos años / Stephen Brashear/Getty Images
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Por muchos años precocidad fue el signo distintivo de la carrera de Félix Hernández en el béisbol. Pero ahora, cuando ha pasado mucha agua bajo el puente, lo que le identifica es el juicio reposado que solo da la experiencia. El pitcher ya no es aquel "lanzafuego" que dominó a la MLB, pero tiene la sapiencia para ayudarse a redondear buenos números en su carrera. Esos 200 triunfos y 3.000 ponches que públicamente ha dicho que quiere antes de colgar los spikes.

El talento precoz que lo acompañaba de jovencito le permitió a "El Rey" tocar la puerta de las mayores cuando era un adolescente con acné en el rostro. A los 19 años fue un suceso que en 12 aperturas le mostró a los Marineros de Seattle la madera de la que estaba hecho. En poco tiempo se convirtió en el mejor abridor de la historia que ha tenido la franquicia de la División Oeste de la Liga Americana.

El éxito lo acompañó sin descanso sus doradas zafras con los navieros. Ganó un premio Cy Young (en 2010) y dos veces se quedó a las puertas de recibirlo nuevamente al quedar segundo en la votación. En seis ocasiones fue al Juego de Estrellas (cinco de ellas consecutivas) y no había una fuerza mayor en el montículo. No había lanzador más imbateable que el valenciano.

La ronda regular de 2014 fue el punto de inflexión en el tiempo de Hernández en las mayores. En esa ocasión terminó con una efectividad minúscula de 2.14 y alcanzó las 236 entradas de trabajo. Tal parecía que la durabilidad era su sello de fábrica. Pero también fue el punto de partida para hacer el ajuste. La maña, o la sapiencia del camino recorrido, debía ganarle ahora a la fuerza.

Un año después ya la recta de Félix no era tan meteórica. Sí era rápida todavía para los estándares del béisbol pues llegaba en promedio a 91.8 millas por hora. Ese número estaba lejos de las 96 mph que lo ayudaron a deslumbrar a todos en Seattle hasta el punto de formar la "corte del Rey" en cada una de sus salidas. Pero lo fue moldeando a ser el veterano que está en 2020 con los Bravos de Atlanta buscando una nueva oportunidad.

El venezolano le achacó todo el cambio de su desempeño en la lomita a la observación reposada, le comentó al reportero de mlb.com, David Venn. Dejó de ser un "tirador" para ser un pitcher y con esta carta de presentación va por sus metas.

¿Qué debe significar para el as venezolano llegar a sus metas de los tres millares de ponchados y los doscientos lauros? Primero que nada, la satisfacción personal por dejar un legado importante para los suyos en este deporte. Y en segunda instancia tener un buen "caso" para aspirar al Salón de la Fama.

Pero lo mejor para el "Rey" es que es una prueba fehaciente de que evolucionó en la manera de ir domando sus condiciones naturales para el pitcheo hasta ser un cultor del arte de estar en la loma.